domingo, 7 de noviembre de 2010

Nadie podrá cambiar lo que siento por ti.

Se acaban de besar. Tom parece más feliz que nunca. Más que cuando estaba conmigo. No tengo ni idea de que ve en Tat...

Mierda. Alguien que acaba de llegar me está tapando las vistas. He subido la cabeza para ver quien era.

-Hola.-Ha dicho Mario despreocupadamente.- No deberías martirizarte tanto.

-Lo sé... Oye, ¡¿tu que sabes?!- He dicho rápidamente.

-Sinceramente, lo sé todo. La gente no para de hablar de tu historia con Tom y tal...

Una historia. Lo nuestro fue una simple historia. Pues para mi fue mucho más. Pero supongo que para Tom solo fui... otra del montón.

Mario se ha sentado con su bandeja, es el último del grupo que faltaba en sentarse. Ahora que lo tengo delante me he dado cuenta del color de sus ojos. Son azules.

Ha pasado un rato hasta que me he dado cuenta que me había quedado embobada con sus ojos, él también me miraba fijamente, pero solo porque le había mirado yo antes.

-Ayy, perdona...-He mirado hacia otra parte.- Tienes unos ojos hipnóticos.

-¡Osea que ahora es Mario el de los ojos hipnoticos! ¡Antes era yo!-Ha dramatizado Carol bromeando.

Mario se ha reido.

-Pues eres la primera del colegio a la que le gustan mis ojos... Las demás dicen que soy el típico rubio de ojos azules que llega y quiere ganarse a todos.

-Eso lo dicen porque tienen envidia...

-Diselo a Elsa.

-Eeey! ¡Que no me dan envidia tus asquerosos ojos!-Ha exclamado Elsa.

-En cualquier caso no eres el tipico rubio de ojos azules, porque tienes pequitas. -He comentado.

Tom ha pasado por al lado de mi mesa para ir a dejar la bandeja, exactamente por al lado mio. Ni me ha mirado, y yo he hecho un esfuerzo para no mirarle a él. He olido su colonia. Su olor, me recuerda tanto a cuando estábamos juntos... Huele tan bien.

En cuanto a pasado, su olor se ha ido con él. Pero un rato después Mario y yo nos hemos levantado para dejar la bandeja (casi no he comido) y he recordando lo de antes, discretamente, he olido a Mario, solo por curiosidad.

-Hueles bien.-Le dicho de repente.

Huele a champú de menta.

Ha hecho una cara rara, y ha sonreido.

-¿Te enfadarás si te digo que empiezo a pensar que estás un poco loca? -Me ha dicho amistosamente.-Entre lo de mirarme fijamente, y esto, me estás asustando.

-No, si es que en el fondo, debes de tener un poco de razón... Tengo que olvidarle o me volveré loca en cuestión de segundos.

7 comentarios:

Gracias!