Go fucking, please.

En el juego de noche hemos hecho grupos. Yo he ido con: Alejandra, Jose Angel, Ignacio, Tatiana, Scottifer, Ericson y Elisa. Claro, que nunca los llamamos así, para mi son: Jandra, Angel, Nacho, Tat, Scott, Erik y Eli. La verdad es que todo el curso los llama como yo, los primeros nombres que os he dado es su nombre completo.

Luego, en otro grupo iban: Tom, Alex, Carol, Elsa, Eloy, Victor y Isma.

Jandra ya sabéis como es, así que casi no os la describo. Es mi mejor amiga.

Angel es el novio de Jandra. Deportista, moreno...

Nacho es el chico que me acosaba, pero tengo la corazonada de que ya no le gusto.

Tat es atrevida, mal hablada, popular, valiente... Es fantástica.


Scott es la ostia, es super divertido, y genial. A veces es un poco sarcástico.

Erik es misterioso, pero cuando lo conoces, te das cuenta de que ha valido la pena conocerle.

Elisa te comprende y te ayuda, pero nadie le comprende y nadie puede ayudarle, lo lleva en las venas.

En esto, cabe decir, que todos son super-simpáticos, hiper-agradables, y todos y todas son guapisimos y los quiero muchisimo. Pero falta Tom.


El juego de noche consiste en, por grupos, encontrar a otros chicos por el bosque, y cada chico tiene una historia que contar, pero hay que inventar otro final para la historia, para que el chico no muera, es difícil de explicar. En las normas del juego dice que no puedes hablar de nada que no sea del juego.

Hemos esparcido el grupo y cada uno se ha quedado en una parte del bosque, con su historia.

Me he puesto en un sitio bastante escondido, porque no me apetecía jugar, pero alguien me ha encontrado. Y justos ha tenido que ser Tom.

No he abierto la boca.

-¿Me puedes contar porque no me piensas volver a hablar?-Me ha interrumpido Tom.

Le he mandado una de mis miradas asesinas.

-Te han dicho lo de tu madre, ¿verdad?-Ha dicho intentando parecer comprensivo.

-¡Y a ti que te importa!

Me ha cogido de la mano.

-Más de lo que crees.

-Olvídate de mi, que yo no puedo olvidarme de ti. Pero tampoco puedo perdonarte. Se siente.

-No. No puedo.-Ha dicho con seguridad.

-Pues tendrás que ir acostumbrándote.

-¿Y si no quiero?-Ha dicho vacilante.

-Eso no va a cambiar nada. Todo el mundo te hace caso, hacen lo que tu quieres sin ni siquiera que se lo pidas, no siempre va a ser así. Ahora no es lo que tu quieras o no. Ahora es lo que yo voy a hacer con mi vida. Y lo primero de todo será echarte de ella. Mi mente estará más tranquila.

-Ya.-Ha dicho asintiendo.- Pero tu corazón lo notará.

-Es que ya no puedes fallarme más, ¿hay algo peor que no haberme dicho que mi madre estaba en coma?-He contestado.-Si, mi corazón lo notará; pero ya tiene experiencia, y mucha gente lo a herido ya, por otro pedacito que rompan, no le afectará.

-Lo que te pasa es que solo piensas en las veces que te han roto el corazón, pero no cuentas las veces que alguien te ha dado un trozo de su corazón.

-Tom, ya nada va a cambiar. Ya no hay nada que tu puedas hacer.

Al mirarle lo único que veo es su profunda sinceridad, pero de eso ya no me puedo fiar, puesto que hace unos días también veía su sinceridad, y mira lo que me ocultaba... Luego también veo su seguridad, que solo oculta sus temores. Su fuerza, que oculta sus debilidades. Sus ojos perfectos, que ocultan todo lo que vio. Todo. Todo me enamora de él. Pero ya no voy a permitir dejar actuar a mi corazón, ahora simplemente será mi razón.

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Me duele verla tan triste. Cada vez que la miro a los ojos, se me hace un nudo en la garganta. No voy a llorar, eso demostraría mi debilidad. No le voy a mirar a los ojos, eso demostraría todas las cosas que le he ocultado y le oculto. No puedo verla tan infeliz. Y menos sabiendo que todo esto es por mi culpa. Le tendría que haber contado.

Sus ojos llorosos, me culpan, y no se como reaccionar. Nunca me había pasado. Se puede decir que siempre he sido alguien con recursos, pero ella me desarma. Gira mi mundo y luego se queja...

Cada una de las palabras que me ha gritado se me clavan. No va ha volver conmigo por las buenas, y yo no voy a suplicarle. Es lo malo del orgullo.

-Perdona.-He confesado sin reconocer mi voz.

-Es que no lo entiendes...-Me ha dicho entre murmullos.

Odio cuando las chicas se creen que no las entendemos. Nos tratan como imbeciles.

Me ha mirado a los ojos.

-Se como te sientes.

-¡No, no! ¡No pillas nada! ¿Como vas a saberlo? ¡A ti en esta vida te han dado todo en bandeja!-Me ha acusado.

Las ostias de mi padre, el suicidio de mi madre, las idas y venidas del correccional... Si, me han dado todo en bandeja. Se puede decir que mi vida a sido perfecta.

Y la suya... ¡esa si que es una vida en bandeja! Isa no ha hecho nada de provecho en su vida. Se cree que sus problemas son enormes, solo porque nunca ha sufrido realmente. Pero yo no voy a reprocharle nada. La quiero.

-¡...Y únicamente eres una cara bonita! ¡¿Como vas a entender lo que estoy pasando si ni siquiera tienes madre?!

Eso ha dolido.

Yo sigo sin responder.

-¡¿Y si te vuelves como tu padre?! ¿ Y si un día te despiertas y decides seguir los pasos de tu padre? A veces pienso que lo mejor sería alejarme de ti...¿Y cuando seas viejo, y la gente no te quiera porque ya no tienes esta bonita cara? ¿Te crees que alguien se va a preocupar de ti, con lo motivado y vacilón que eres?-Ha estallado Isa.

He escuchado en silencio sus acusaciones.

-¡Ya se que tu no me vas a contar todo lo que sabes, pero yo si! ¡Y se que tu padre mató a tu madre a bofetadas!-Ha soltado.

He cerrado los ojos un momento, intentando encontrar las palabras necesarias.

-¿Te crees que no lo se?-He dicho intentando tranquilizarme.

Me ha mirado. Ahora me toca a mi hablar.

-No tengo madre. Porque la mató mi padre. A eso se le llama tener la vida en bandeja, según tu.-He respondido con calma.- He tenido y tengo que convivir con el asesino de mi madre, que me pega y hace experimentos con gente en una empresa privada. ¿Para ti eso es tener la vida en bandeja? Pues para mi no, y ¿a que no sabes porque no lo denuncio? ¡Pues porque conmigo también ha experimentado! Y contigo, solo que hay una diferencia: tu estás viva y curada. Yo no.

-¡¿Me estás diciendo que estás enfermo?!

-Te estoy diciendo que NECESITO a mi padre, porque es el que me da una medicina con la que puedo vivir como poco tres días mas. Y también te digo que estas curada, y no gracias a Nacho, que te quede claro.

-¿Eso significa que me salvaste tu?

Me he girado y me he marchado, hay cosas que no tienen perdón.