martes, 6 de abril de 2010

Esperanzas decaídas.

Eeeh! ¡Isa!-Me ha llamado Tom por el pasillo.

Yo iba de camino a clase de historia, la que tengo con Tom. Me he girado.

-Ay, ¡hola! ¿Querías algo?

Justos es con uno de los que no me apetecía encontrarme en todo el día.

-Creo que tenemos que hablar.-Me ha dicho Tom con su típico tono chulesco.


-¿Si? Yo no lo veo tan claro.-He respondido fríamente.

-Pues yo sí. ¿Enserio te apetece ir a clase?-Me ha intentado convencer.

He suspirado. Me ha convencido.

-Vale, pero solo nos saltamos historia eeh...

Hemos ido a su habitación. Es verdad que tenemos muchas cosas de que hablar, pero cuando estoy cerca suyo se me olvida hasta respirar...


Me he sentado en los pies de su cama y él en la cabecera. Estábamos frente a frente.

-¿De que querías hablar?-Le he preguntado irritada.

-De ti.-Le he mirado con cara interrogante.-He pensando que si creo que Eloy se está convirtiendo en una estufa humana, es posible que tu también tengas algún 'don'. Como lo de ver a los muertos...

-¿Entonces me crees?-He preguntado esperanzada.

-Más o menos.


Me he tirado encima suyo para abrazarle. Ha sido un impulso.

Me ha cogido de las manos bloqueando mi abrazo.

-Espera.-Me ha dicho.-¿Y lo de Jandra? ¿Como es que ahora te llevas tan bien con ella?

-Pues porque de siempre hemos sido muy amigas, y es una buena chica, aunque os paséis el día criticándola. Bueno, tu no.

-Ya. A mi tampoco me cae mal Ángel...

De repente me he acordado de una cosa.

-¿Me perdonas?-Le he vuelto a pedir, un poquito más seria, esperando que me perdonara.

-Es imposible enfadarse contigo...-Me ha dicho con media sonrisa en la boca.


Nos hemos besado. Ese beso que hemos estado esperando durante meses... Y esos labios que ya casi había olvidado besar. Un simple beso. Que puede significar mucho. Con el chico de mis sueños.

Me he apartado lentamente, haciendo un esfuerzo.

-Tom... Jandra me ha invitado a la fiesta que van este viernes por la noche... ¿Tu irás?-Le he preguntado.

- A mi me han invitado pero los demás no les han dicho nada, aunque con lo bien que se llevan con esos no me extraña...

-Ya. Yo voy a ir. Esperaba que tu fueras...¿Te acuerdas? Son de los nuestros, eran nuestros mejores amigos. Yo voy a ir, aunque solo sea para que sepan que aun no les he olvidado.

He hecho una pausa.


-¿Te vienes?-He dicho esperanzada.

-Mmmm... No.

Al oír eso mis esperanzas han caído en picado. Como no, Tom me ha vuelto a defraudar.

-¿Tienes otros planes?-He preguntado decepcionada.

-Si, pero no te incumben.-Me ha dicho secamente.

-Aah. Vale.-Le he contestado tristemente. Me iba a poner a llorar, pero he aguantado.-Bueno, si no me lo quieres contar...

-Se siente.-Me ha dicho levantándose y marchándose de la habitación.

Y me he quedado sola otra vez en la habitación de los chicos.

-¿Y ahora yo que hago?-He pensado.

Estoy en una habitación que no es mía. No pinto nada aquí. No sé que hacer. ¿A donde se debe de haber ido Tom? A fumar, seguro.

Después de un rato he tenido que ir al baño y sobre una estantería he encontrado...¡maquillaje! Espero que sea de Isma porque si no...

He oído que alguien venía y he salido del baño lo más rápido que he podido. Se ha abierto la puerta. A entrado en la habitación un hombre de mediana edad (o más bien avanzada). Su cara me sonaba. Tenía la cara desencajada y parecía cansado. Iba vestido de obrero, o algo así. Pero solo ha habido una única cosa que me ha hecho reconocerlo: Su bote de pintura.

El señor ha empezado a mover la cabeza negativamente y me he asustado. He empezado a gritar lo más fuerte que sé. Esperaba que alguien me oyera, pero todos están en clase.

La puerta se ha abierto rápidamente y de ella ha aparecido Tom. Parecía preocupado.

-¡¿Que pasa?!-Me ha preguntado exaltado.

-Está aquí.

-¿Quien? Aquí no hay nadie...-Ha dicho parpadeando.

-Él.

-¿Como se llama?-Me ha preguntado.

-No lo sé.-He estado a punto de ponerme a llorar.-Tiene un bote de pintura.

Entonces Tom ha relacionado todo. El hombre, la pintura,...

-Isa, lo que lleva ese hombre no es pintura. Es sangre.-Hasta Tom se ha empezado a asustar, y eso que él no le veía.

Tom no ve a este señor, pero por lo que le ha contado Isa, encaja perfectamente con los rasgos de la persona que escribió eso en la mesa del comedor.

-Aléjate de él. -Me ha dicho Tom con voz firme, aparentando seguridad.

-Dile que se vaya.-Yo seguía como en trance, mirando embobada al individuo.-Se está acercando.

-No puedo. Yo no lo veo.-Me ha contestado, mirando a todos lados.

-Me da miedo.-He dicho avergonzada.

-Vámonos de aquí.

-No puedo evitarle durante toda mi vida.-He contestado.

Tom ha suspirado.

-¿Pues que propones?-Me ha preguntado sin esperar respuesta.- Sí, si que puedes evitarle durante toda la vida. Confía en mi.

-No, ya verás.

-Yo te protejo.-Me ha dicho. Eran las palabras más bonitas que me han dicho en vida.

Al ver que no me movía del sitio y que no colaboraba, me ha cogido en brazos velozmente y me ha sacado de la habitación.

Hemos llegado al bosque.

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