sábado, 3 de abril de 2010

Las viejas amigas nunca se olvidan.

...


-¡Ayy! Perdona, me he vuelto a ir de la lengua...-Ha dicho pidiéndome disculpas.- Es por eso que no tengo familia, amigos... Siempre se me escapa algo...

-Ja, ja, ja... ¡Pero que dices! ¿Como que no tienes amigos?-Se me hacía prácticamente imposible pensar que una chica simpática como Rebecca no tenía amigos.


-No. A la gente no le gusta que le cuenten su futuro. Y la mayoría no me creen...

-Entonces, ¿dices que Tom tiene poderes?

-Ajá.

-¿Y sabes cuales son?

Se ha reído.

-No te lo puedo decir... Tendrás que esperar.

-Vaaale...Gracias, eeh.-Le he dicho medio enfadada.


-Tiene un don para los deportes. Es muy bueno en todos.-Me ha confesado.

-Ya, claro, seguro. Eso no es un don, ¿sabes? Tiene que ser algo más... ¿Por qué no me lo quieres decir?

-Pues porque le quita la gracia... Pero te puedo dar un avance: Este don conlleva cosas buenas y cosas malas.

Lo siento, pero en ese momento le habría pegado una ostia a Rebecca...

-¡Que ayuda!-He dicho retóricamente.

-La última pista: Mira, vuestros dones son más concretos, pero el suyo son muchos 'donecillos'.

-Gracias, ya lo descubriré yo por mi cuenta... Bueno me voy, pero para la próxima vez que vuelva te traeré un novio para ti, que lo necesitas.

-¡Que detallista!

Ya era la hora de cenar y he ido hacia el comedor.

Al sentarme en la mesa me he dado cuenta de que faltaba Tom. Por lo tanto, no he hablado en toda la comida. Estaba enfadada porque no me habían querido creer. Aunque creo que con Tom tampoco habría hablado.

Los demás parecía que ni se habían dado cuenta de mi presencia. Ellos seguían hablando en su conversación...

Aburrida, apenada y sosamente me he pasado el rato mirando la maldita frase que había escrito ese muerto.

Realmente, estoy cagada de miedo. ¿Que querrá decir...?

Estaba discutiendo con mi fuero interno cuando, desde la otra mesa me han saludado. Eran Jandra, Angel y algunos más. He girado la cabeza hacia la izquierda y les he saludado con un gesto y una sonrisa.

¡A quien quiero engañar..! Era la sonrisa más triste y falsa que había hecho en mi vida...

Cuando Jandra a ido a dejar la bandeja (prácticamente con la comida intacta) a pasado por al lado mío.

-Te veo triste, ¿necesitas un hombro en el que llorar, una amiga comprensiva o algo por el estilo?-Me ha susurrado al oído, educadamente.

Le he sonreído, sabiendo que toda la mesa nos estaba mirando, aunque no oían nuestra conversación.

-No sé por qué lo dices...

-¡Vamos, va..! ¡Que te conozco, Isa!

Le he negado con la cabeza...

Ella a suspirado.

-Pues si me necesitas, ya sabes que me tienes incondicionalmente.-Me ha dicho Jandra.

A hecho ademán de irse pero yo le he cogido del brazo.

-Gracias. Me has alegrado la cena.-Le he confesado.

-Ya lo sabía.-Y me ha abrazado.

Cuando se ha ido Jandra, Isma me ha dicho <¿Desde cuando te llevas bien con 'esa'?> y la sonrisa de mis labios a desaparecido.

-Eloy,¡Eloy!, ¡La mesa!-Le he gritado asustada al ver como estaba dejando el chico la pobre mesa.

-¿Que pas..?-No le ha dado tiempo de acabar la frase porque se ha dado cuenta.

Eloy estaba dejando chamuscada la mesa con su propia mano.

-¡Pero aparta la mano, imbécil!-Ha dicho Tom, que acababa de llegar.

Estaba por abrazarle y decirle cuanto le he echado de menos pero habría sido muy ridículo. Ahora mismo no tengo razones para ni siquiera hablarle.

Eloy ha apartado la mano y la mesa a quedado con una marca como quemada de la forma de la palma de la mano del chico.

-Guau... Que guay...-Ha comentado flipando Isma.

Así, nuestra humilde mesa a quedado con la huella quemada de la palma de la mano de Eloy, y con el regalito que me ha dejado un dichoso fantasma escrito con sangre... Casi que prefiero lo primero.

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